Es nuestra intención llevar adelante una promoción de plantaciones sistemáticas en el distrito como aporte al programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en la lucha contra este fenómeno climático derivado de la acción del hombre.
sábado, 21 de noviembre de 2009
Sequía, desertificación, árboles
La energía recibida por la Tierra desde el Sol, debe ser balanceada por la radiación emitida desde la superficie terrestre. En la ausencia de cualquier atmósfera, la temperatura superficial sería aproximadamente -18 °C Esta es conocida como la temperatura efectiva de radiación terrestre. Una de las muchas amenazas a los sistemas de sostén de la vida, resulta directamente de un aumento en el uso de los recursos. La quema de combustibles fósiles y la tala y quema de bosques, liberan dióxido de carbono. La acumulación de este gas, junto con otros, atrapa la radiación solar cerca de la superficie terrestre, causando un calentamiento global. Esto podría en los próximos 45 años, aumentar el nivel del mar lo suficiente como para inundar ciudades costeras en zonas bajas y deltas de ríos. También alteraría drásticamente la producción agricultural internacional y los sistemas de intercambio. Los bosques y humedales tienen una responsabilidad central en la preservación de la humedad y la temperatura global. Ahora bien, veamos las responsabilidades. Cuando hablamos de tala indiscriminada, suponemos la deforestación creciente de los grandes bosques y olvidamos que el crecimiento de los monocultivos, como el caso de la soja en nuestro país resultan los responsables directos de la tala de cientos de hectáreas en el interior, dedicadas a la producción agricutural.. En paralelo a esto los sistemas de riego artificial para la recuperación de suelos con el objeto de adjudicarles valor agrícola hacen su aporte para la disminución de las aguas subterráneas potables. Y como si esto fuera poco las temperaturas crecientes y los cambios en ciclos climáticos y de precipitaciones que devienen de este accionar humano atentan contra los humedales que han sido históricamente los grandes drenajes superficiales hacia las aguas subterráneas. La perdida de capacidad de los humedales y el crecimiento de superficies cultivables, acelera los vientos, genera una mas rápida evaporación, modifica los regímenes de lluvias y es responsable de las sequías y desertificación de suelos. Las urbanizaciones crecientes también aportan a este fenómeno, porque nuevas superficies impermeables y evaporativas, de pavimentos y ladrillos son responsables de mayor calentamiento relativo de la masa. Este proceso de homeostasis o equilibrio natural de antaño se va mutando por un nuevo equilibrio donde las condiciones se hacen mas adversas a la vida del hombre sobre la tierra. La célebre frase filosófica, del Hobbes, aunque pronunciada en otro contexto y sentido “el hombre es el lobo del hombre” tiene aquí una correcta aplicación. Por eso la propuesta es trabajar en forestación, Todo nuevo árbol es un aporte a la disminución de la insolación directa sobre el suelo, entre otros factores de intercambio, Cualquier aporte a la disminución de la elevación de la temperatura del suelo es un aporte importantísimo para contrarrestar este fenómeno. Además de resultar central para la generación de evaporación y recuperación de aguas, regular los vientos y mejorar el confort humano.
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