domingo, 21 de septiembre de 2008

Pilas.

Prólogo
La presente investigación se basa en el análisis documental de trabajos de investigación de Proacción, una entidad ambiental de Chile, documentos del Ministerio de Salud y Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, e investigaciones personales realizadas como Presidente la Fundación Medam, en el periodo 85/95. Este punto de vista aquí expuesto no agota la discusión sobre el particular pero pretende aclarar algún criterio de acción. Es como toda investigación, materia opinable, pero garantizo que esta basada en informaciones probadas y desarrollada con la mayor honestidad profesional a mi alcance.

El ambiente, es un sujeto jurídicamente protegido. Ahora bien, al hablar de los intereses ambientales cabe consignar que los mismos son de naturaleza difusa, es decir pertenecen en forma idéntica a una pluralidad de sujetos ligados en virtud de la pretensión de goce por parte de cada uno de ellos, de la misma prerrogativa. En otras palabras es de todos y no es de nadie a la vez.

El daño ambiental, especie del "daño injusto", consistirá en una agresión directa al ambiente, provocando una lesión indirecta a las personas o cosas. Lo que denominamos comunmente impacto ambiental, consiste en la afectación mediata de la calidad de vida de quienes habitamos el planeta.

Las pilas, un impacto ambiental no resuelto.

A finales del siglo XVIII, el científico italiano Volta inventó unos artilugios capaces de transformar reacciones químicas de metales y líquidos en energía eléctrica.

Poco a poco se perfeccionaron y desarrollaron hasta conseguir pilas de alta potencia y máxima duración, capaces de proporcionar energía portátil en cualquier situación y lugar. Actualmente está muy difundida su utilización, pues su gran ventaja es la total autonomía energética que es capaz de proporcionar, desde linternas o radios hasta marcapasos para corazones enfermos.

Sin embargo los problemas que plantean son múltiples. Dejando a parte la contaminación que producen las industrias que las fabrican, existen tres problemas importantes como resultado directo de su utilización:

1. El despilfarro económico que su uso implica:

La corriente eléctrica generada por las pilas es 450 veces más cara que la de red; un Kw/h de la red cuesta al consumidor 11 pts, mientras que la misma energía en pilas cuesta 5.000 ptas. (Boletín de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) n1 82, Junio del 87: Pilas y Pelas).

2. Inutilización de aparatos debido a su supuración:

Una pila abandonada en un aparato que no usamos, corre peligro de derramar las sustancias químicas de su interior, con lo que el aparato que las contiene puede deteriorarse seriamente. Aunque se ha desarrollado el blindaje de las pilas para evitar este problema, lo cierto es que su eficacia no es absoluta y su aplicación no está universalmente extendida.

3. Eliminación cuando se agotan:

Este es el principal problema a resolver. Cuando las pilas se agotan, suelen ser transportadas en la bolsa de basura a vertederos no específicamente preparados, donde son abandonadas o incineradas. Es decir, en los vertederos ocurre precisamente aquello que prohíben las instrucciones de los envoltorios.

Si se acumulan en los vertederos, con el paso del tiempo, las pilas pierden la carcasa y se vierte su contenido, compuesto principalmente por metales pesados como el Mercurio y el Cadmio. Estos metales, infiltrados desde el vertedero, acabarán contaminando las aguas subterráneas y con ello se introducirán en las cadenas alimentarias naturales, de las que se nutre el hombre.

Si se incineran, las emanaciones resultantes darán lugar a elementos tóxicos volátiles, las plantas industriales que asumen este cometido y los vertederos controlados que las almacenan no están exentos de peligro, pues se ha demostrado repetidamente a través de la historia, que estas instalaciones no garantizan la neutralización de las substancias tóxicas.

La fauna piscícola, tanto marina como fluvial, que es la que mejor refleja el grado de contaminación por mercurio en una determinada zona del planeta. El mercurio se fija y acumula en sus tejidos sin perjudicar sus órganos vitales, por lo que, más que afectados son portadores, pero una vez ingerido el pez por animales de sangre caliente, por ejemplo el hombre, el mercurio se libera de su fijación y recupera toda su toxicidad.

El mercurio se acumula sobre todo en la médula ósea y en el cerebro, dañando a medio y largo plazo los tejidos cerebrales y el sistema nervioso central. Visto todo esto ¿cuál es la medida más efectiva y urgente que se puede aplicar? Sin duda la fabricación de pilas sin sustancias tóxicas. Pero para esto es necesario luchar contra intereses económicos y concienciar socialmente, por lo que la tarea se presenta complicada.

Residuos peligrosos por Ley.

Las pilas son residuos peligrosos identificados por la ley 24051 y sus decretos reglamentarios,

En ese contexto le caben las generales de la ley: ¨la generación, manipulación, transporte, tratamiento y disposición final de residuos peligrosos quedarán sujetos a las disposiciones de la presente ley, cuando se tratare de residuos generados o ubicados en lugares sometidos a jurisdicción nacional o, aunque ubicados en territorio de una provincia estuvieren destinados al transporte fuera de ella, o cuando, a criterio de la autoridad de aplicación, dichos residuos pudieren afectar a las personas o el ambiente más allá de la frontera de la provincia en que se hubiesen generado, o cuando las medidas higiénicas o de seguridad que a su respecto fuere conveniente disponer, tuvieren una repercusión económica sensible tal, que tornare aconsejable uniformarlas en todo el territorio de la Nación, a fin de garantizar la efectiva competencia de las empresas que debieran soportar la carga de dichas medidas¨.

En este marco, en nuestro país hay una cuestión de responsabilidad objetiva para el tenedor o acopiador de un residuo considerado peligroso. Por lo cual si acopiamos pilas, concentrando el potencial de riesgo para la salud del operador y el ambiente en general, somos responsables de ese residuo. El acarreo y manipuleo sin las debidas precauciones, implica un riesgo adicional contingente y una responsabilidad operativa.

Muchos acopiadores inescrupulosos que se dicen recicladores de pilas. Las pilas contienen en su interior compuestos químicos identificados como metales pesados, tales como Mercurio cadmio, Oxido de Zinc, etc. Estos compuestos no son biodegradables. Deben ser inertizados para poder disponerlos en condiciones ambientalmente aptas. Los recicladores no oficiales, recuperan el núcleo que contiene los metales pesados valiosos, que se revenden y desechan el continente, que esta contaminado tirándolo directamente a la basura común.

La ley establece claramente las responsabilidades de los acopiadores y transportistas de residuos peligrosos. Si acopiamos pilas nos hacemos involuntariamente acopiadores y transportistas de esos insumos.

Concentramos el potencial contaminante y quedamos comprendidos dentro del alcance de la ley de operadores de residuos de riesgo.

Por eso si vamos a intervenir en una campaña de reciclado de pilas debemos coordinar nuestras acciones con el municipio local averiguando si en el existe un repositorio de residuos de riesgo, si el propio municipio tiene un sistema de recolección selectiva, y si el se hace cargo de la disposición en condiciones de seguridad. Si no es así mejor no intervenir en el proceso.

Si bien el criterio adoptado a nivel local es la disposición en rellenos de mayor o menor seguridad esto no es la garantía de solución del problema porque no se funda en la inertización para garantizar la inocuidad del residuo si no en el simple enterramiento en condiciones mejores que un relleno común, pero con la creación de una pasivo ambiental concentrado.

El manejo de los residuos de riesgo es una política pública.

Los países del primer mundo como Suiza, o Alemania, cobran una sobretasa al efector o productor del insumo que garantiza la cobertura del costo de inertización por neutralización química del residuo y su posterior molienda o incineración en lechos pirolíticos con cámaras de post combustión y lavado de gases. Lo cual garantiza la inocuidad del residuo final, y la seguridad ambiental y sanitaria del proceso. Otros países como Norteamérica, aplican el principio de contaminador pagador en algunos estados y cobran por el desarrollo de rellenos de seguridad. Algunos de ellos considerados como repositorios temporarios hasta que se decida la aplicación de tecnologías de inertización o reducción, al pie de esta nota hay alguna miscelánea sobre criterios de acción variados. Las estrategias del mundo desarrollado son múltiples y van variando según las políticas ambientales de turno.

Nuestro país no aplica una política global en este aspecto y lejos de garantizar el destino de este residuo, permite la libre disposición del mismo en los rellenos sanitarios comunes.

Inútil es concientizar a la población del riesgo contingente de las pilas, si no existe una política pública para la disposición final del residuo. Hay municipios que son mas concientes del problema y tienen repositorios propios o por convenio con industrias productoras de ciertos residuos peligrosos, y reciben con gusto la iniciativa de su comunidad de colaborar en la recolección organizada de pilas u otros residuos sólidos de riesgo. Por ejemplo la municipalidad de Campana, tiene vigente la campaña Ponete las Pilas, y pasa por los domicilios de los acopiadores espontáneos a retirar los bidones con pilas que luego dispone en un repositorio controlado. Desconozco las políticas de otros municipios de nuestro distrito pero creo que ese debiera ser el primer camino a investigar. Que propone el poder publico local para aliarnos en el objetivo. Si existe esa posibilidad, debemos tener ciertos conocimientos básicos, como por ejemplo, Si las pilas son almacenadas inadecuadamente, producen daños irreversibles para la salud y el medio ambiente, generan gases que al estar en recipientes cerrados pueden provocar una explosión. El almacenamiento de las pilas se debe realizar con mucho cuidado, tomando las siguientes precauciones: Pueden ser acumuladas en un bidón de plástico con tapa de 20 litros. El bidón debe tener pequeñas perforaciones en la parte superior por si se producen vapores de mercurio tengan por donde escapar. El bidón debe ubicarse y mantenerse en un lugar ventilado y por donde la circulación de las personas sea restringida. Sabemos que enterrarlas es concentrar un pasivo ambiental pero si es lo que nos ofrece el poder publico responsable siempre será mejor que la inacción.

Mi percepción luego de muchos años de debatir sobre este particular es que la mejor acción es incidir sobre el poder público local para que de una garantía a la disposición final de estos residuos. Sensibilizar a la comunidad y lograr su colaboración en campañas de reciclado es lo más sencillo, porque hay en muchos sectores sociales una fuerte conciencia de la necesidad de actuar con responsabilidad ambiental. Pero este como otros problemas ambientales se resuelven de arriba hacia abajo.
Si tenemos voluntad de actuar en lo ambiental, no perdamos de vista los objetivos de Lions, educar, informar, y actuar en limpieza urbana, reciclado o incremento del patrimonio ecológico, dentro de los encuadres legales locales.

Miscelanea general En otras naciones el problema de los desechos de este tipo se ha solucionado de la siguiente forma: - Suecia: desde 1986 son recolectadas por el departamento de medio ambiente del gobierno. - España: desde 1993 no se fabrican pilas con alto contenido de mercurio. - Austria: desde 1991 está prohibido botarlas en los tarros comunes de los hogares. -Suiza: se recupera el mercurio, el zinc y el manganeso para ser reciclados, además de alentar el uso de equipos con pilas recargables. - Alemania: desde 1993 los fabricantes debe encargarse de reciclarlas luego de que hayan sido desechadas. Lo hacen por si o por un impuesto para que el estado atienda el tratamiento y disposición final. - Japón: son totalmente recicladas a través tecnología avanzada.

Conclusión:

Para actuar sobre este particular,

  • Investigar la política local de disposición de residuos peligrosos.
  • Investigar las empresas locales registradas como operadores de residuos peligrosos, y verificar su inscripción como operadores habilitados por el municipio.
  • Coordinar acciones con el poder público.
  • Registrar la campaña en el municipio, de modo de quedar respaldados por la administración publica, como colaboradores en la iniciativa ambiental.
  • Actuar responsablemente en la recolección con los recaudos citados, (contenedores adecuados ventilados y controlados).
  • Tratar que la recolección en el lugar de concentración de esos residuos sea por cuenta del Municipio o de una empresa autorizada al transporte de sustancias peligrosas, para evitar conflictos derivados de accidentes ¨in itinere¨.
  • Difundir la campaña como parte de una iniciativa conjunta de Leones con el Municipio local.
  • Acotar muy bien el ámbito de acción de la recolección, esto es lugares, cantidades y tipos de pilas a recibir.
  • Acordar la frecuencia de recolección para evitar el acopio excesivo de residuos de riesgo.

León Jorge Bader.
Asesor Distrital de Medio Ambiente.
Distrito O5 – Periodo 2008-2009

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