domingo, 19 de octubre de 2008

Acciones ambientales

Wangari Maathai, Nobel de la Paz en 2004: "No son las cosas grandes las que marcarán la diferencia, sino más bien los pequeños pasos que demos cada uno cada día".

Es nuestra apuesta en esta nueva etapa de vida. Cambiemos el rumbo. Está a nuestro alcance. Cada uno de nosotros, cada periodista tiene en su mano más poder del que se imagina. Con sus pequeñas decisiones diarias -qué compra, dónde, cómo va a trabajar, cómo es su casa, por quién vota, dónde ahorra, qué come...- puede lograr que el planeta se recomponga. Seguramente haya escuchado (probablemente también lo haya pensado): "¿Para qué cambiar nuestros pequeños hábitos de consumo, si quienes realmente ostentan el poder siguen comportándose igual?".

Nos minusvaloramos. Si nosotros exigimos otros productos, otras actitudes, Gobiernos y empresas deberán adoptar otros registros. Confianza y Optimismo. Otro Nobel de la Paz, Martin Luther King: "Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo hoy aún plantaría un árbol". No se piden grandes esfuerzos, ni siquiera renunciar a la comodidad. La misma recomendación sirve para las compras que para nuestra vida: rechace el exceso de envoltorios, el empaquetado superfluo; lo único que hace es complicar nuestra bolsa de la basura.

Algunas maneras de ayudar al Planeta

1. Otras Lamparitas

Cambie las lamparas incandescentes por otras de bajo consumo. Son más caras, pero duran hasta diez veces más, y gastan entre cuatro y cinco veces menos. Éste era el primer consejo de la campaña de promoción de la película ¨Una verdad incómoda¨, de Al Gore. El Gobierno australiano obligó a comienzos de año a acometer ese cambio en todo el país, toda una revolución de bombillas. En España, cada hogar es responsable de producir hasta cinco toneladas anuales de CO2, principal causante del efecto invernadero. Tenemos que disminuir el consumo de energía. Nuestro comportamiento es decisivo para frenar el cambio climático, que, según los expertos, provocará este siglo un aumento de las temperaturas medias de dos a cuatro grados, una subida de las aguas de los mares de 28 a 43 centímetros y la extinción del 20% de las especies.

2. Demasiada basura

Las bolsas de basura de nuestras casas no paran de engordar. Otro síntoma más de la sociedad de consumo. Desde 1990, al 2004, se ha duplicado el volumen medio de residuos domiciliarios. Recuerde la triple regla de oro para gestionar bien los residuos: reducir, reutilizar y reciclar. La sociedad avanza en el reciclaje, pero no en las dos primeras opciones. Del cerca de kilo de residuos que generamos cada uno al día en casa, casi medio kilo corresponde a envases y envoltorios. Estos materiales son muy voluminosos, y a menudo también superfluos e incluso complicados de reciclar. Debemos evitar comprar productos con exceso de embalaje. Si seguimos esta sencilla regla, nuestras bolsas de basura habrán solucionado buena parte de su sobrepeso.

3. El sol en casa

Las energías renovables se están implantando rápidamente. En los países desarrollados, los paisajes se han llenado de aerogeneradores (en algunas zonas hasta en exceso, con un impacto visual y auditivo sin calibrar). En poco tiempo se instalarán también en plataformas marinas. Y, según las nuevas normas de edificación europea, toda vivienda de nueva construcción debe incorporar unas superficies mínimas de colectores solares. Investigue sobre el tema…

4. Un toldo y buena brisa

Antes de recurrir al aire acondicionado, probemos otras opciones que no requieran energía, como generar corrientes cruzadas de aire en época de sequía. Echemos mano también de toldos, persianas y ventiladores en época de calor. Y vigilemos a qué hora ventilamos las habitaciones. Si al final no son suficientes estas medidas, al menos habremos reducido las necesidades de calor de la situación inicial. Recuerde, además, que las mejoras en el aislamiento de la vivienda permiten obtener ahorros energéticos y económicos de hasta un 30% en aire acondicionado.

5. Desechos tecnológicos

Cuidado con la basura tecnológica; los aparatos electrónicos contienen sustancias peligrosas. Una batería de cadmio del teléfono móvil puede contaminar 600.000 litros de agua. No tire estos residuos a la basura. Llévelos a un punto limpio habilitado para la disposición, averigüe en su municipio cual es la política a aplicar con los contaminantes peligrosos. Y piense dos veces antes de cambiar de aparato. Para fabricar un ordenador se han necesitado 240 kilos de combustibles fósiles, 22 kilos de productos químicos y 1.500 litros de agua. Fabricar un teléfono supone generar hasta 75 kilos de residuos contaminantes, aunque luego nos vendan como un producto inofensivo en términos ambientales.

6. Cartas sin papel

Pidamos que las facturas y extractos mensuales lleguen a nuestro correo electrónico en lugar de al buzón de cartas de casa. Menos papel que tirar.

7. Más zonas verdes

Reclamemos zonas verdes, pequeños pulmones para nuestra ciudad. Cumplen una importante función psicológica. Está probado que en barrios con zonas de esparcimiento verde, los niveles de conflictividad, estrés y depresión de sus vecinos disminuyen. Son una válvula de descongestión. Y exijamos que no se pierda la tradición del jardín con árboles. Una vivienda con retiro y espacio verde al frente es un aporte a la ciudad, desde la recarga de acuíferos hasta la mejor ventilación urbana.

8. Más bicicletas

Muévase en bicicleta, si la orografía, clima y tráfico de su ciudad lo permiten. Y si ve que no es seguro desplazarse sobre dos ruedas, exija a su Municipio canales de bici.

9. La bolsa o la vida

Cuando vayamos de compra, no olvidemos llevar nuestra propia bolsa, cesta o carrito. Las bolsas de plástico suponen un costo ambiental demasiado elevado para utilizarse en un único trayecto del mercado a casa. Pueden tardar cientos de años en descomponerse; en poco más de 25 años de historia se han convertido en una plaga. La web www.reusablebags.com asegura que cada minuto se fabrica en el mundo cerca de un millón de bolsas de plástico. En Venezuela se estima que se reparten al año 2.500 millones de estas bolsas, lo que equivale a más de 130 por persona. Ahorre al planeta sus 130 usando la cabeza. También puede pedir a su establecimiento habitual que faciliten otro tipo de bolsas reutilizables.

10. Apueste por lo biológico

Apúntese a los alimentos ecológicos, también denominados biológicos o bio. Provienen de una agricultura y una ganadería extensivas que no usan productos químicos sintéticos para aumentar su rendimiento o para luchar contra las plagas. Venezuela goza de una diversidad de productos agrícolas por los cuales no debemos pensar en importar otros. ¿Es que no sabemos apreciarlo nosotros? Apoye el esfuerzo de estos agricultores y ganaderos que han decidido cambiar por el medio ambiente.

11. El vidrio se recicla bien

¿Vidrio, tetrapak, plástico o lata de aluminio? ¿Cuál escoger cuando un mismo producto se puede encontrar en diferentes envases? "Lo mejor es el cristal", ¿Y después del vidrio? Según dice, el plástico que “no” sea PVC y la lata, resultan más fáciles de reciclar que el tetrapak. "De todas formas, ante la duda, yo cojo el que ofrezca menos envase por más contenido".

12. Piense en lo que tira

El escritor mexicano y premio Nobel Octavio Paz se mostraba muy crítico: "Después de haber caído en la idolatría de los sistemas ideológicos, el siglo XX terminó en la adoración de las cosas". Antes de comprar, reutilice. Y en nuestro siglo XXI debemos poner en práctica un poco de imaginación y podemos ahorrarle muchos disgustos a la Tierra (y al bolsillo).

"Vivir con sencillez para que otros, sencillamente, puedan vivir”

Extractado de un articulo del Ingeniero Gabriel Rojas CH de Venezuela, para Movimiento ecologico Venezolano

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