sábado, 27 de septiembre de 2008

Tubos fluorescentes. Un riesgo en casa.


Esta nota nos fue enviada por el Leon Oscar Bergati de la selva de Avellaneda. Agradecemos su colaboración.

Uno de los desechos cotidianos más abundantes del mantenimiento de edificios son los tubos fluorescentes y lámparas de bajo consumo, cuyo manejo actual en nuestro país dista mucho de ser el apropiado.

Básicamente los tubos fluorescentes funcionan a partir de una descarga eléctrica producida en un ambiente de Argón y en presencia de vapor de Mercurio. Esta descarga produce luz en el rango ultravioleta que vuelve fluorescente y brillante al polvillo que recubre internamente las paredes de vidrio. Este polvillo esta basado en un compuesto de Fósforo.

La cantidad de Mercurio en cada tubo depende de cada marca comercial, pero se puede tomar como referencia el contenido de un tubo de 40W que en la actualidad está en un promedio de 25 a 30 mg.
Si consideramos que el Mercurio es uno de los metales pesados más peligrosos para el medio ambiente por su alto poder nocivo y su propiedad de ser bioacumulativo, tanto sea por su ingestión con alimentos como por las vías aéreas, y que una de sus características físicas es la de evaporarse a temperatura ambiente, el manejo desaprensivo de los tubos fluorescentes una vez agotados puede ocasionar serios problemas ambientales.

Estos artefactos, conjuntamente con las pilas, son considerados como “Residuos Peligrosos Universales o Masivos, son residuos de origen domiciliario, comercial o industrial, que, en virtud de presentar características de peligrosidad, es conveniente su recolección diferenciada de los residuos urbanos (Secretaría de Ambiente y Recursos Sustentables)”

La tónica mundial para su gestión se divide entre el reciclado recuperando sus componentes o la disposición final según métodos apropiados. Cualquiera sea el método a utilizar, es esencial que el tubo fluorescente llegue entero al mismo, para evitar la liberación del Mercurio al ambiente. Se aconseja guardar el artefacto agotado en lugar seguro y protegido por el envase de cartón corrugado del tubo que lo reemplazó y acumular una cantidad suficiente para tramitar su disposición final.(Obsérvese que en la Argentina los tubos ya no vienen con el envase protector, sino que traen unos pequeños separadores.)

Sin embargo, ante la falta de conocimiento, la falta de difusión apropiada, o simplemente por desidia podemos ver tubos fluorescentes arrojados en la vía pública, o en contenedores o junto con bolsas de residuos domiciliarios. Potencialmente un artefacto de 40W puede contaminar y dejar fuera de especificaciones para ser bebida a 30.000 lts. de agua.

La ciudadanía debe ser instruida con campañas de difusión sobre temas ambientales para crear una conciencia de conservación del medio ambiente. tanto sea en este caso, quizá simple, de los tubos fluorescentes, como en todos los otros casos de la temática ambiental, y no dejarlo librado a la lucha quijotesca de unos pocos.
León Oscar Bergati. Selva de Avellaneda

No hay comentarios: